"Cuando alguien, viendo la hermosura de este mundo y acordándose de la verdadera, toma alas y, una vez alado, deseando emprender el vuelo y no pudiendo, dirige sus miradas hacia arriba como un pájaro y descuida las cosas de esta tierra, se le acusa de estar loco"

Platón

domingo, 11 de septiembre de 2011

Viernes 9 de septiembre de 2011. Pedro Bernardo

Vuelo 30

Nuestro segundo vuelo en Pedro Bernardo en una semana. Llegamos al despegue Álvaro y yo un poco tarde y ya estaba listo para despegar casi todo el mundo, había otra vez bastantes alas (calculo que unas 15) y muy buen ambiente. Después de los saludos de rigor nos pusimos a montar a la vez que comenzaba a despegar el personal. Al poco solo quedábamos en el despegue José Luis, Álvaro y yo, los que habían despegado fueron ganando bastante altura mientras derivaban hacia el este.
Después de ayudar a despegar a Álvaro me quede el último en el despegue y tuve que esperar un buen rato  pues la manga no paraba de girar a derecha e izquierda. En la primera racha bien encarada que entró despegué y me fui hacia el pueblo sobre el que me empezó a pitar el vario, en ese momento volvió a aparecer Pablo, que ya llevaba un buen trato en el aire, sobre el despegue.



Poco a poco fui ganando altura en esa térmica que parecía tener varios núcleos pues se subía en dos o tres puntos entre el pueblo y el despegue. La parte baja estaba bastante movida pero a medida que se ganaba altura mejoró la cosa. Estuve girando por allí la mayor parte del vuelo en la misma térmica que Pablo y por encima de él, alcanzando una altura máxima de 1778 m. En cuanto llegaba a la vertical del despegue más o menos perdía la ascendencia y fui incapaz de subir más.
Traté de seguir subiendo yéndome hacia la cuerda pero sólamente encontré descendencias y perdí casi toda la altura que había ganado. Después de seguir peleando un rato por la zona del despegue esta vez más bajo que Pablo me fui hacia la campa en la que ya habían aterrizado José Luis y Álvaro. Volví a empujar poco al final y acabé otra vez de rodillas, parece que este tipo de aterrizaje se está convirtiendo en mi especialidad.
Después de la cervecita de rigor en La Iglesuela nos volvimos a Madrid. Otro día con muy buen ambiente y en el que los que vuelan de verdad disfrutaron mucho y subieron hasta los 3.000 m

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