"Cuando alguien, viendo la hermosura de este mundo y acordándose de la verdadera, toma alas y, una vez alado, deseando emprender el vuelo y no pudiendo, dirige sus miradas hacia arriba como un pájaro y descuida las cosas de esta tierra, se le acusa de estar loco"

Platón

viernes, 9 de mayo de 2014

Jueves 1 de mayo de 2014. Pedro Bernardo

Vuelo 63.


Primer día del III Open de Ala Delta de Pedro Bernardo... ¡Y con buen tiempo!... ¡Y sin previsión de lluvia! Después de las dos ediciones anteriores marcadas por el frío, el granizo y el viento, parecía mentira que empezase el Open con un día tan soleado y con perspectivas de mantenerse estable en las siguientes jornadas.



Nos juntamos para las recogidas Tasi (un piloto de Barcelona al que no conocía) Gerardo Rocha (piloto chileno que está haciendo una gira por las competiciones europeas) Pablo Gómez-Trenor y yo, además de Nene que haría las veces de conductor.

Pusieron una prueba que discurría primero por la cuerda hasta el punto geodésico para volver luego a Ramacastañas y después por el valle a Navalcán y gol en La Iglesuela. Como siempre, no tenía ninguna esperanza de poder hacer la prueba y me conformaba con hacer el start y acercarme lo más posible a la primera baliza. Lo importante era disfrutar del vuelo y pasarlo bien.




Despegué de los últimos y estuve un buen rato en el morrete que hay al sur del despegue manteniéndome rascando ladera mientras esperaba a que se desprendiese algo. Por fin encontré una buena térmica con la que gané altura hasta ponerme por encima del despegue y puede acercarme a la cuerda en la que fui ganando altura muy despacio y currando mucho para acercarme al Cabezo.

Cuando estaba llegando al hombro que hay antes de la cima del Cabezo oí por la radio a un piloto reportando la caída de un ala cerca de Casavieja. A partir de ese momento estuve más pendiente de la radio que del vuelo, me desconcentré y comencé a hundirme en el valle que hay tras el despegue. Estaba perdiendo altura rápidamente en un -3 continuo y empecé a dudar de si llegaría a la campa, me quedaba la esperanza de ganar planeo al superar el morrete sur y salir así de la zona sotaventada en la que estaba; y efectivamente así fue, nada más sobrepasar el morrete comencé a planear mejor y pude llegar a la campa, aunque con la altura justa para hacer únicamente dos giros antes de aterrizar.

En la campa todos estábamos nerviosos por el tema del accidente, comunicando a la organización quienes estábamos aterrizados y de quienes teníamos noticias de estar aún en vuelo..

Tras desmontar, fuimos a por Gerardo a Ramacastañas, después recogimos a Tasí cerca del aeródromo y nos dirigimos a La Iglesuela donde estaba el gol que había logrado hacer Pablo.

Nada mas llegar a la Iglesuela me encontré a Ana destrozada pues ya se sabía que el piloto accidentado había fallecido, un poco más tarde nos enteramos de que era Juanito. El mazazo fue enorme, no podíamos creerlo.


No me había dado tiempo de conocer demasiado a Juanito, pues no vuelo mucho y menos aún en Pedro Bernardo, pero si tuve tiempo de cogerle cariño pues era una persona muy entrañable, lo recuerdo siempre sonriente y de broma. Nunca me olvidaré de que fue la primera persona a la que conocí en el despegue de Piter cuando fui a volar allí por primera vez. Yo estaba un poco asustado pues el sitio tenía fama de ser durillo de volar y Juanito me quitó enseguida los temores tranquilizándome y animándome a volar; eso si, cada vez que pasaba a mi lado mientras montaba el ala, murmuraba un sonoro "putos Arconianos" y me miraba partiéndose de risa. 

Te echaremos de menos amigo, ¡vuela alto!



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